Tras anunciarse la compra de la desarrolladora Activision-Blizzard y su catálogo de juegos como las sagas Diablo o Call of Duty por parte de Microsoft, Sony ha intentado boicotear la operación alegando todo tipo de problemas que podría causarle que los de Redmond se hicieran con franquicias tan importantes.
Esas quejas hicieron que las autoridades de la competencia de Reino Unido llegaran a pensar que la adquisición sería una mala noticia para la los usuarios de consolas del país al dejar franquicias como COD bajo el control de uno de los tres competidores del mercado de consolas (Microsoft, Nintendo y Sony).
Sin embargo, los argumentos de las autoridades y de la propia Sony no se sostenían tras los anuncios de Microsoft de ofrecer 10 años de lanzamientos de COD para PlayStation, e incluso llevar la franquicia a la Nintendo Switch y NVIDIA GeForce Now (algo que beneficiaría a los jugadores de cualquiera de las plataformas y no solo a las Xbox). No hay que olvidar, que la saga COD ha tenido tradicionalmente beneficios específicos para las consolas de Sony, y la compañía japonesa no quería perder ese privilegio aunque supusiera penalizar a los jugadores de otras plataformas.
Microsoft suele apostar porque su software esté disponible en el mayor número de plataformas posible, aunque sean de la competencia, y de hecho, las propias autoridades de UK han reconocido que dejar a Sony sin Call of Duty tendría un coste muy alto para Microsoft y que no sería beneficioso para la compañía y han cambiado radicalmente su opinión sobre la adquisición, viéndola ahora con buenos ojos antes de que finalice la investigación.
Por tanto, la adquisición más importante del mercado de videojuegos de los últimos años (y posiblemente de la historia) parece tener un camino más despejado tras el visto bueno de la UE, el cambio de parecer de UK, y solo falta que las autoridades de EEUU desbloqueen la operación.