Fue un 20 de marzo de 2006 cuando The Elder Scrolls IV: Oblivion apareció en nuestras vidas. Tras la maravilla que supuso Morrowind para todos los amantes del género RPG, Bethesda demostró que tenía mucho más que ofrecer de su franquicia de fantasía. Xbox 360, PS3 y PC fueron las plataformas que recibieron con los brazos abiertos un título revolucionario.
Y es que el equipo de desarrollo implementó técnicas novedosas a la hora de crear un mundo repleto de contrastes. Si quieres probarlo para celebrar el 17 aniversario de su lanzamiento, lo puedes encontrar en Xbox Game Pass para jugar en Xbox One y Xbox Series X/S.
Por supuesto, con The Elder Scrolls IV: Oblivion estamos hablando de un mapa gigantesco y abierto que abarca la nada despreciable cifra de 41 kilómetros cuadrados. Gracias a técnicas de creación procedural, el proceso para plasmar todos los escenarios se aceleró muchísimo respecto a otras entregas de la saga. Podemos recorrerlos de cabo a rabo con el personaje que creemos desde cero, pudiendo dar forma sin problemas a un guerrero despiadado, a un asesino implacable o a un hechicero astuto. Todo ello en formato de primera persona.
Sin embargo, la gran baza de la obra de Bethesda es su innovador sistema Radiant AI, el cual ofrece NPC que se siente realmente vivos. Cada uno de ellos cuenta con rutinas y comportamientos propios que realizan las 24 horas del día. Además, reaccionan en función de su personalidad dependiendo lo que suceda a su alrededor, al mismo tiempo que comen, duermen y cumplen sus funciones por su cuenta.
Con todo, no podemos olvidarnos de un detalle infame por el que también será recordado el título. No solo fue el mejor juego de 2006 con un brutal 94 en Metacritic, sino por causar la mayor polémica que se recuerda respecto a un DLC en toda la industria. El 3 de abril Bethesda presentó una armadura de oro para un caballo en las tiendas digitales cuyo coste era de 2,50 dólares, lo cual acarreó una avalancha de críticas contra la empresa.
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